La electromovilidad en América Latina está en ascenso y minerales como el litio, cobalto, níquel y aluminio se erigen como pilares en esta transformación. La región no solo la está adoptando, sino que también está desempeñando un papel crucial en la cadena global de valor de esta revolución.
La industria automotriz ha experimentado una revolución continua desde los primeros días del automóvil. Sin embargo, en las últimas décadas, el enfoque se ha desplazado hacia la movilidad sostenible.
En este contexto, América Latina emerge como un actor clave en la cadena global de valor de la electromovilidad, destacando el papel esencial que desempeñan los minerales esenciales como litio, cobalto, níquel y, por supuesto, aluminio en esta transformación.
América Latina en la vanguardia de la electromovilidad
Si bien la electromovilidad es una realidad global, América Latina destaca como una región clave en esta revolución automotriz. Datos de Statista revelan que México lidera las ventas de autos eléctricos en la región, con un estimado de 6.000 vehículos vendidos en 2022, un impresionante aumento del 33 % con respecto al año anterior. Brasil y Colombia siguen en la lista, demostrando un interés creciente en la movilidad sostenible.
México, en particular, ha consolidado su posición como un actor destacado en la electromovilidad. Acuerdos con Estados Unidos y Canadá, como el compromiso surgido de la Cumbre de Líderes de América del Norte, han marcado el camino hacia cadenas de suministro regionales, promoviendo inversiones cruciales en semiconductores y baterías para vehículos eléctricos.
Además, la confirmación del proyecto de construcción de la planta de Tesla en el Estado de Nuevo León representa un hito significativo. Con una inversión cercana a los 5.000 millones de dólares y la creación de hasta 6.000 empleos, esta iniciativa pone a México y América Latina en la ruta de la masificación de la electromovilidad.
Desafíos y oportunidades de la electromovilidad en América Latina
A pesar de los avances notables, la adopción de la movilidad sostenible en América Latina no está exenta de desafíos. La falta de conocimiento sobre las nuevas tecnologías, los problemas de infraestructura y la necesidad de cambios culturales representan barreras significativas. Además, la baja prioridad asignada por algunos gobiernos a esta área plantea interrogantes sobre el impulso sostenido hacia la electromovilidad.
Sin embargo, la región ha dado pasos importantes para superar estos obstáculos. Acuerdos internacionales, como el compromiso tripartito entre México, Estados Unidos y Canadá, demuestran un compromiso real con el desarrollo de la electromovilidad. Además, la llegada de gigantes del sector, como Tesla, con la construcción de su planta en Nuevo León, abre puertas a nuevas oportunidades y empleo.
La cadena de valor de la electromovilidad en América Latina
La transición hacia la electromovilidad no solo implica la fabricación de vehículos eléctricos, sino también la producción de baterías. Esta etapa crucial requiere minerales esenciales como litio, cobalto, níquel y, por supuesto, aluminio. En este contexto, América Latina se destaca en la cadena de suministro global de estos minerales, lo que la coloca en una posición estratégica en la revolución de la movilidad eléctrica.
1. Litio: el triángulo del litio
El litio, al ser más ligero que el agua, permite la creación de baterías livianas que resultan fundamentales en la movilidad eléctrica. Esto principalmente porque permiten superar los desafíos relacionados con el peso en los vehículos eléctricos y permiten reducir el impacto del peso en la autonomía de los vehículos, permitiendo que estos almacenen mayores cantidades de energía sin comprometer su eficiencia.
En esta línea, la alta densidad energética del litio es un factor determinante en la eficiencia de las baterías. Esta característica permite que las baterías de litio almacenen más energía en un espacio reducido en comparación con otros metales. Como resultado, los vehículos eléctricos equipados con baterías de litio pueden ofrecer una mayor autonomía, un aspecto crucial para la aceptación generalizada de la movilidad eléctrica.
La eficiencia energética y la capacidad de almacenamiento mejorada son especialmente relevantes en un contexto donde la demanda de vehículos eléctricos está en aumento. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, se proyecta que la demanda de litio para 2040 aumentará significativamente, hasta 42 veces la demanda actual. Este pronóstico destaca la importancia del litio en el escenario energético futuro y la necesidad de una extracción sostenible y ética de este mineral.
En el caso de Latinoamérica, según estimaciones del Servicio Geológico de EE. UU., la región posee el 60 % de las reservas mundiales de litio. La gran mayoría está alojada en el conocido como el "Triángulo del litio", conformado por Chile, Argentina y Bolivia.
2. Cobalto: desafíos y oportunidades
El cobalto es otro mineral crucial para la fabricación de baterías de iones de litio y el auge de los vehículos eléctricos (EV), el cual ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Mientras la producción mundial de mina de cobalto alcanzó aproximadamente 175.000 toneladas (kt) en 2022, se estima un crecimiento constante con una tasa compuesta anual de más del 2 % durante en el período de 2023 a 2030. Este aumento se atribuye a la expansión de proyectos mineros clave y al reinicio de operaciones importantes, como la mina Mutanda de Glencore.
La República Democrática del Congo (RDC), hogar de los depósitos de cobalto más grandes del mundo, se espera que continúe siendo el principal productor mundial en el período de pronóstico. El crecimiento será impulsado por proyectos como Pumpi y Deziwa, junto con el reinicio de operaciones en la mina Mutanda de Glencore. Además, se anticipa un crecimiento significativo en Rusia, Australia y Canadá, respaldado por el inicio de proyectos clave como Savannah North, Mount Freda y Sconi en Australia.
Si bien América Latina enfrenta competencia global, la región tiene un potencial geológico real.
3. Níquel y aluminio: recursos estratégicos
Su presencia en la producción en serie de vehículos convencionales ya es destacada, pero su importancia se amplifica al considerar su papel esencial en la fabricación de automóviles eléctricos e híbridos. El mineral adquiere una relevancia aún mayor al considerar su papel crucial en la producción de baterías eléctricas.
Estas baterías, basadas en iones de litio, son fundamentales para la alimentación de vehículos eléctricos. Dadas las propiedades del níquel, es la opción ideal para baterías de mayor potencia, anticipándose como una pieza clave en el suministro de energía para furgonetas y camiones eléctricos.
En 2018, la demanda mundial de níquel para baterías de vehículos eléctricos alcanzó las 60.000 toneladas, sin embargo, las proyecciones indican que este mercado podría multiplicarse por diez entre 2018 y 2025, llegando a una demanda de aproximadamente 600.000 toneladas para esa fecha. Este aumento sustancial subraya la importancia crítica del níquel en la revolución de la movilidad eléctrica.
4. El papel fundamental del aluminio en la movilidad sostenible
Cada automóvil moderno contiene entre 70.000 y 90.000 piezas, y muchas de ellas, desde piezas de motores hasta sistemas de frenado, están elaboradas con aluminio. Este metal liviano, asequible y resistente a la corrosión, ha experimentado un aumento sustancial en su presencia en los automóviles.
En 1990, un automóvil típico contenía aproximadamente 50 kg de aluminio; para 2019, esta cifra se elevó a 151 kg, y las proyecciones para 2025 sugieren un aumento adicional a 196 kg, según datos de European Aluminium.
El aluminio no solo cumple con la necesidad de fabricar vehículos livianos y estéticamente atractivos, sino que también contribuye a la eficiencia y sostenibilidad en la producción automotriz. Su utilización masiva se ha convertido en un pilar fundamental para cumplir con las demandas de la movilidad sostenible.
En el caso de Latinoamérica, la región puede capitalizar estos recursos estratégicos para fortalecer su posición en la cadena global de suministro y fomentar el desarrollo de capacidades locales.
Perspectivas futuras
La movilidad sostenible y la electromovilidad ofrecen un horizonte prometedor para América Latina. La región no solo está en camino de convertirse en un líder en la adopción de vehículos eléctricos, sino que también se posiciona estratégicamente en la cadena global de valor de la electromovilidad, desde la minería de minerales hasta la producción de vehículos.
Es crucial que la región aborde los desafíos existentes, como la falta de conocimiento y la necesidad de infraestructura, con políticas públicas y legislación adecuadas. La colaboración internacional y los acuerdos entre los países latinoamericanos pueden fortalecer la posición de la región en el escenario global de la electromovilidad.
Sin duda, América Latina está escribiendo su propia historia en la revolución de la movilidad sostenible. La combinación de recursos naturales, compromiso gubernamental y la participación activa de la industria la sitúan como un actor clave en la creación de un futuro automotriz más limpio y sostenible.
De esta manera, la electrificación de la movilidad no solo representa un cambio en la tecnología de conducción, sino un paso firme hacia un futuro donde la innovación y la sostenibilidad se entrelazan para transformar la forma de movilizarse.