Hippie con plata

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Ninguna solución ambiental o sostenible viene sin algún costo ambiental, se debe analizar la actividad antrópica para lograr un verdadero cambio.


Esta semana escuché a una nutricionista en la radio hablar sobre la leche de almendra (que en realidad es una bebida de almendra) la cual realizó la siguiente pregunta a las periodistas: “¿Ustedes saben cuánto es la cantidad de almendras que se necesita para hacer una taza de leche de almendras?”. A lo que una de las ellas respondió “cero”. Inmediatamente pensé: “¿Podemos llegar a creer que el uso de recurso es cero en cualquier actividad antrópica? Esto sería como no usar un banano para preparar un jugo de banano”.

Ese mismo día, al llegar a casa me enviaron un vídeo de una persona hablando de la ganadería en el que afirmaba que la práctica de esta actividad en países industrializados era muy contaminante, mientras que en el nuestro, no. A lo cual pensé: “¿Podemos llegar a creer que el impacto ambiental es cero en cualquier actividad antrópica?”

Lo anterior me animó a escribir estas palabras. Alguna vez mi profesora de economía ambiental me dijo: “Para poder explicar el medio ambiente, lo mejor es hacerlo en términos económicos, ya que es un tema que cualquiera puede entender”. Ahora bien, imaginemos que usted desea comprar una casa. Lo primero es evaluar cómo fue construida, si no está en una zona de derrumbe o si le sirve para su familia; es decir, usted busca mitigar el menor riesgo para que no sea una mala compra. Con el anterior ejercicio, de alguna u otra manera, usted hizo un análisis para determinar que esa casa es la que usted quisiera comprar y es así como funciona el medio ambiente.

En cualquier actividad antrópica (cualquier acción o intervención realizada por el ser humano sobre la faz del planeta), los estudios ambientales se encargan de determinar cuál es el menor impacto ambiental en el ecosistema y cuánta sería la cantidad de recursos a usar.

En este sentido, la respuesta a las preguntas anteriores es: no es posible usar recursos sin que haya el mínimo impacto ambiental.

Por estos días, creemos que nada genera impacto; que si hacemos la transición energética que tanto deseamos, no habrá ninguna repercusión en la generación de la energía; sin embargo, se nos olvida que la fabricación de los paneles solares o de las turbinas de viento o de las baterías de almacenamiento sí tienen un impacto ambiental y, la verdad, no es baja.

Lo primero, para construir todos los paneles solares, baterías o demás elementos relacionados con las energías renovables se necesita de la minería y el más claro ejemplo son los celulares. Un dispositivo móvil aproximadamente tiene 27 elementos de minería, entre los que están cobre, plata y silicio, por mencionar algunos.

Podríamos afirmar que la tecnología ha avanzado; sin embargo, el costo ambiental ha sido la minería. Tal vez nos preguntemos ¿qué es lo que se debe hacer? La repuesta está en que la extracción de los minerales sea con el menor impacto ambiental posible.  Es decir, no podemos pedir cambiar todos los autos de combustión de gasolina a eléctricos o que aumente la automatización o que los pagos sean por medio de blockchain o cuaquier otro deseo de avance, sin que haya algún costo ambiental. No podemos pretender ser “hippies con plata”, pidiendo avance en el mundo con cero impacto a los recursos ambientales. No tiene sentido pedir un futuro con tanto avance “gratis”.

En este sentido, el análisis del ciclo de Vida (ACV) es una metodología que permite estimar y evaluar los impactos que un producto o servicio puede tener sobre el medio ambiente durante todas las etapas de su vida, el cual juega un papel importante en la toma decisiones. Para explicarlo mejor, pensemos en la elaboración de una crema de tomate a partir de unos frutos que usted compró en el supermercado. Supongamos que estamos en Bogotá y los traen de Chiquinquirá (Boyacá). Lo primero que debemos aclarar es que todo el impacto ambiental se mide en dióxido de carbono (CO2).

Al impacto ambiental de la siembra debemos sumarle de dónde traen los abonos. ¿De otro país? ¿Los hacen en el mismo lugar? Todo esto empieza a sumar. Luego, viene el transporte desde Chiquinquirá hasta Bogotá  ¿Se trae en un camión? ¿Viene en una tractomula? Todo esto hace que siga sumando la generación de CO2. Ahora, sumemos el impacto ambiental por la distribución para que el tomate llegue al supermercado y, por último, la cantidad de CO2 que se puede generar cuando vas al supermercado por este producto. ¿Vas a pie? ¿En carro? El resultado de todo ese proceso nos dará como consecuencia final el impacto ambiental que tiene esa sopa de tomate servida en la mesa.

Tenemos que ser conscientes de que el impacto ambiental en cada actividad hecha por el humano existe, es una realidad, y lo que debemos buscares reducir es el nuestro en la cotidianidad de cada uno,  y eso lo logramos en cada decisión que tomamos.

Es un error pensar que comprar el yogurt griego europeo que ha atravesado todo el Océano Atlántico en un barco (unos 10.000 km) cuando estudios demuestran que la generación de CO2 de este transporte es de 3 gramos de CO2 por km recorrido, o que las clases de yoga por medio de videos de Youtube en un computador o simplemente exponer todo lo que pasa en nuestro entorno en redes sociales como Facebook, Instragram, Twitch (¿ya hablamos de la minería y la tecnología?) no ocasionan ningún impacto ambiental es y será un error del discurso.

Por supuesto que existen actividades que generan menos impacto que otras, sin embargo, hablar de cero impacto es convertirnos en unos hippies con plata. Es mejor cambiar el discurso y entrar a conversar desde la mitigación del impacto ambiental en cada actividad y como debemos usar el recurso, y tal vez así, habremos comprendido como sociedad que el avance ha sido y será gracias al uso de los recursos naturales.

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Exportaciones manufactureras de Colombia crecen...

El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, anunció, mediante comunicado de prensa, que las exportaciones del sector manufacturero completaron cinco meses consecutivos de crecimiento. De acuerdo con la entidad, en febrero, el comportamiento positivo de las exportaciones colombianas estuvo impulsado por las ventas externas del sector agropecuario y de alimentos (9 %) y de los combustibles (8,9 %). La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, manifestó su satisfacción por el resultado y explicó que la recuperación de la economía global incidió en el buen desempeño de las exportaciones colombianas. “El alza que muestran las exportaciones manufactureras es muy relevante. Esto es resultado de la política de diversificación de la oferta exportable en la que estamos empeñados y del trabajo de profundización y aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Invito a los empresarios a seguir trabajando juntos en este proceso”, señaló la ministra Gutiérrez. El incremento de las ventas externas manufactureras en febrero estuvo impulsado por diferentes bienes. Productos como equipos de transporte (148,3%),  manufacturas de caucho (112,5%), abonos (97,6%), equipos y materiales fotográficos (93,1%), manufacturas de corcho y madera (89%), plásticos en formas primarias (78,5%), hierro y acero (51%), edificios prefabricados (46,5%), manufacturas de minerales no metálicos (46,3%) y productos medicinales y farmacéuticos (38,9%), entre otros, impulsaron esta clase de ventas. En cuanto al sector de las exportaciones agropecuarias y de alimentos se destacan productos como: pescado (155,9%), azúcares y preparados con azúcar y miel (111,7%), tabaco y sus productos (77,4%), aceites y grasas fijos de origen vegetal (71,6%), pienso para animales (50,7%), carne y preparados de carne (45,9%) y bebidas (42,5%), entre otros. Por otro lado, las exportaciones totales colombianas en el primer bimestre aumentaron 13,9 % al compararlas con igual periodo de 2017. Las manufactureras crecieron 20,5%, las agropecuarias y de alimentos 17,7% y las de combustibles 15,3% en los dos primeros meses del 2018. Argentina, con un incremento de 158%, Paraguay (133,2%), Canadá (135,4%), Austria (119,7%), Francia (83,4%), Corea del Sur (40,5%), Costa Rica (15,7%) y Estados Unidos (4,6%) son algunos de los socios comerciales a los que más crecieron las exportaciones colombianas en los dos primeros meses de este año.El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, anunció, mediante comunicado de prensa, que las exportaciones del sector manufacturero completaron cinco meses consecutivos de crecimiento. De acuerdo con la entidad, en febrero, el comportamiento positivo de las exportaciones colombianas estuvo impulsado por las ventas externas del sector agropecuario y de alimentos (9 %) y de los combustibles (8,9 %). La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, manifestó su satisfacción por el resultado y explicó que la recuperación de la economía global incidió en el buen desempeño de las exportaciones colombianas. “El alza que muestran las exportaciones manufactureras es muy relevante. Esto es resultado de la política de diversificación de la oferta exportable en la que estamos empeñados y del trabajo de profundización y aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Invito a los empresarios a seguir trabajando juntos en este proceso”, señaló la ministra Gutiérrez. El incremento de las ventas externas manufactureras en febrero estuvo impulsado por diferentes bienes. Productos como equipos de transporte (148,3%),  manufacturas de caucho (112,5%), abonos (97,6%), equipos y materiales fotográficos (93,1%), manufacturas de corcho y madera (89%), plásticos en formas primarias (78,5%), hierro y acero (51%), edificios prefabricados (46,5%), manufacturas de minerales no metálicos (46,3%) y productos medicinales y farmacéuticos (38,9%), entre otros, impulsaron esta clase de ventas. En cuanto al sector de las exportaciones agropecuarias y de alimentos se destacan productos como: pescado (155,9%), azúcares y preparados con azúcar y miel (111,7%), tabaco y sus productos (77,4%), aceites y grasas fijos de origen vegetal (71,6%), pienso para animales (50,7%), carne y preparados de carne (45,9%) y bebidas (42,5%), entre otros. Por otro lado, las exportaciones totales colombianas en el primer bimestre aumentaron 13,9 % al compararlas con igual periodo de 2017. Las manufactureras crecieron 20,5%, las agropecuarias y de alimentos 17,7% y las de combustibles 15,3% en los dos primeros meses del 2018. Argentina, con un incremento de 158%, Paraguay (133,2%), Canadá (135,4%), Austria (119,7%), Francia (83,4%), Corea del Sur (40,5%), Costa Rica (15,7%) y Estados Unidos (4,6%) son algunos de los socios comerciales a los que más crecieron las exportaciones colombianas en los dos primeros meses de este año.

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