Latinoamérica frente a la Industria 4.0

Un desafío tecnológico para el mundo moderno, una oportunidad que no podemos dejar escapar. Su implementación será el motor que generará unos nuevos ámbitos laborales, sociales, culturales y de negocios.

La ciencia y la tecnología no se pueden detener, inclusive, hoy en día se desarrollan a una velocidad asombrosa. Ya en el viejo mundo se vislumbra una cuarta revolución industrial cuyo motor principal es Internet y se presenta bajo el nuevo concepto de Industria 4.0.

Buena oportunidad como para indagar en ferias y exposiciones, como por ejemplo TECMA, donde seguramente encontremos los primeros indicios de los cambios que se avecinan.

Este tipo de eventos permiten encontrar respuestas a una serie de incógnitas que seguramente se presentan ante los grandes cambios que regirán en la industria en poco tiempo.

Una temática que engloba muchos significados y aglutina múltiples y nuevas tecnologías, algunas ya consolidadas y otras en proceso de desarrollo a través de innovaciones, sin mencionar las futuras que llegaran como derivación de las actuales en desarrollo. Los primeros avances en este ámbito han implicado la incorporación de una mayor flexibilidad e individualización de los procesos de fabricación como concepto global, como cambio a las viejas estructuras organizativas.

Se espera que la Industria 4.0 sea capaz de impulsar cambios fundamentales del mismo nivel que generaron la primera revolución industrial (basada en la llegada de la máquina de vapor) originada en el siglo XVIII; la segunda (caracterizada por la producción en masa y llegada de los motores eléctricos a principios del siglo XX), y la tercera iniciada en la década del ‘70 del siglo pasado, (cuando se dio con la proliferación de la electrónica y de las tecnologías de la información y las comunicaciones).

De hecho, investigaciones recientes establecen la creciente y veloz interacción entre los mundos reales y virtuales que han dado lugar a lo que se denomina Internet Industrial de las Cosas (IIoT), que en sí misma implica la combinación de todos los conceptos desarrollados en los últimos 20 años.

Llevándolas a nuestro rubro, un ejemplo seria la Manufactura Integrada por Computadora (CIM), Smart Manufacturing, Big Data, CAD-CAM, robótica colaborativa, Web 2.0, entre otros.

La convergencia de todas estas tecnologías permitirá que en el futuro la producción industrial se caracterice por una manufactura altamente flexible, que facilitará una fuerte individualización de los productos con la optimización de los procesos que le agreguen valor, además de una gran integración entre clientes y socios de negocios.

Se espera que dé como resultado una estrecha vinculación entre la producción de bienes y la generación de servicios de alta calidad, lo que conducirá a la fabricación de los hoy llamados productos híbridos en el mercado tecnológico.

Tengamos en cuenta que las revoluciones anteriores fueron consecuencia de tres innovaciones que cambiaron el mundo para siempre: la máquina de vapor, la electricidad y el telégrafo.

En la actualidad esas mismas áreas donde tuvieron lugar –transporte, energía y comunicaciones-, están atravesando cambios contundentes, no muy lejanos de aquellos que dan lugar a esta nueva revolución industrial llamada 4.0.

Una realidad de fábricas sincronizadas, computación cognitiva, industrialización flexible, micro y nanotecnologías avanzadas, sistemas cibernéticos, neurociencias o la suma de redes energéticas inteligentes plantean un nuevo panorama.

Como todo lo novedoso, esta nueva revolución tecnológica que tenemos por delante nos inspira preguntas que contestar de parte de profesionales, empresarios, políticos y educadores.

¿Qué políticas en común podemos compartir en la región para fortalecer nuestra participación en las cadenas globales de valor, que diluyen cada vez más las fronteras entre bienes y servicios?

Quizás llegó el momento de agilizar las diplomacias de los países de la región, estableciendo políticas en común, fortaleciendo las integraciones como el Pacto Andino, o Mercosur con economías compartidas, que permitan una mejor competitividad.

¿Cuáles pueden ser las amenazas y oportunidades que se presenten en campos tan disímiles, como la invención de nuevos procesos de trazabilidad, o de fabricación con el empleo de nuevos materiales? Será cuestión de ver más de cerca la evolución de los nuevos procesos productivos que se presenten en aquellas empresas o corporaciones que, estando en la cresta de la ola, se especialicen en ciencia y tecnología.

¿Cómo afrontar el surgimiento de nuevas matrices tecnológicas post-petróleo y nuevas energías? Ya son una realidad las nuevas variantes en la generación de energía, eólica, foto voltaica, geo térmica, OTEC, energía mareomotriz, entre otras, que deberán tener un desarrollo sustentable.

¿Cómo manejar en el futuro ya no el internet de las personas y cosas, sino el internet de las empresas y sus derivaciones con nuevas e incontables redes sociales?

Todo un mundo por descubrir. Quizás las redes sociales se transformen en redes globales, con mandos únicos o genéricos multi-corporativos. Aquí está la mayor pregunta: ¿a dónde nos llevan?

¿Cómo establecer la igualdad de oportunidades en un marco de desarrollos sustentables de las nuevas tecnologías sin contar con personal calificado? Aquí tendremos el mayor desafío. Cómo preparar a la gente a semejantes cambios en tan poco tiempo, cómo generar políticas educativas y formativas de las nuevas tecnologías, sin que planten conflictos sociales o discriminativos, entre quienes se actualicen y los que no.

¿Cómo encarar los cambios de una nueva competitividad económica con desarrollo social? Sea más que interesante ver ante las corporaciones, el desempeño y adaptación que desarrollen las industrias pymes y pequeñas industrias que surjan del cambio.

Pensemos como ejemplo en las impresoras en 3D (cuyo mercado se duplica cada año) que han exterminado las limitaciones entre un bien digital y un bien físico fácilmente fabricado.

Con la actual tendencia tecnológica en un corto periodo, con apretar una tecla del celular (móvil) se podrán fabricar aditivamente una gran cantidad de bienes, desde piezas médicas hasta turbinas de aviones, sin más trámites, y sin pasar por rutas, aduanas, puertos o aeropuertos.

La industria metalmecánica, por ejemplo, en los mecanizados, deberá incorporar en forma inmediata, además de las actuales técnicas de producción, procesos como, mecanizados de alta velocidad y altos avances, fabricación aditiva incorporada, láser de corte y terminación, herramientas de SIALON, sistemas CAD-CAM –CIM-FO, robotización veloz, equipos con husillos de más de 80.000 RPM, softwares múltiples, conectividades online, seguimiento satelital, procesos en su mayoría insipientes y algunos ya aplicables, pero seguramente insuficientes para los futuros requerimientos productivos 4.0.

Esto representa todo un desafío para nuestra región, debemos unir criterio y establecer políticas comunes, imaginemos el formidable impacto que tendrán para el comercio internacional en materia de leyes de propiedad, de diseño industrial, de estándares ambientales y laborales.

Y también esa burocracia que no se ve, como reglas aduaneras, de administración tributaria, planificación de la logística y almacenamiento, más la integración de las cadenas de valor.

Por último, definir bien cómo responder al desafío que tendrá la población laboral en su trabajo, su capacitación y jerarquización, más aún actualizar los programas y currículos educacionales para la formación de los futuros profesionales en la mayoría de las carreras técnicas que se dictan en Latinoamérica.

En un continente con economías frágiles y democracias con políticas poco estructuradas, todo cambio global se presentará como un gigantesco desafío para los actuales gobernantes y autoridades. También lo será para nosotros, nuestros hijos y las generaciones que vendrán.